3.10.05

XIII y el oro de Maximiliano

La verdad es que a estas alturas de la película, tras tanto giro, trama, subtrama y demás derivados me resulta difícil tratar de ser objetivo a la hora de enjuiciar la penúltima entrega uno de los mayores superventas de la historieta francófona: XIII. De todas formas, y por aquello de no arrugarse ante las dificultades, voy a intentarlo. A ver qué sale.

Tengo que reconocer que los primeros álbumes de la serie me mantuvieron sobre ascuas, enganchado y esperando impaciente a que saliese una nueva entrega para saber más de la identidad y aventuras de un tal Steve Rowland. El paso del tiempo y cada nuevo episodio de la serie me descubría nuevos interrogantes, nuevas identidades y orígenes para Rowland (al que la verdad y visto lo visto después de 17 álbumes, prefiero referirme como XIII) y nuevos personajes que ampliaban la historia... hasta darle la razón al refranero con aquello de que quien mucho abarca poco aprieta.

El caso es que esta penúltima entrega nos presenta a XIII y compañía metidos en un nuevo atolladero pero, en lugar de darle otra vuelta de tuerca, soluciona uno de los cabos que había sueltos, el iniciado en el álbum Tres Relojes de Plata (ojo, que cito el título de memoria). No quiero desvelar demasiado de la trama (aunque tampoco es que haya demasiado que desvelar), pero en 48 páginas Van Hamme y Vance van colocando a todo el mundo en su sitio para el gran final... o eso quiero creer. Hay en esta aventura, cómo no podía ser menos, nuevas subtramas, pero a diferencia de anteriores ocasiones, se cierran en un par de páginas, no se alargan a lo largo de tres o cuatro tomos. De hecho, casi parece que estén de relleno y todo, meras excusas para hacer que ocurra algo cuando en realidad no era necesario, pero bueno.

En fin, que aunque no creo que pase a los anales de la historieta, me alegro de haber leído el tomo. Parece que todo está ya en su sitio para llegar al gran final en el próximo álbum. Los malos están pasándolas canutas (se estrecha el cerco sobre ellos) y los buenos también, pero un poco menos. Eso sí, me gustó mucho lo que ocurre con el oro del título. A ver cómo resuelven todo, que aún les queda tela que cortar. Ah, y espero que no hagan como parece ser que hizo Otomo con Akira y no llamen a Jodorowski, que si no ya sí que la cagamos del todo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de leerlo ayer y aunque no es lo de los primeros tomos si que es una buena mejor respecto a los últimos que realmente eran infámes. En fin que parace que por lo menos se presnenta un final digno para la serie.