Pues eso, que ya está aquí la estación en que las hojas de los árboles forman remolinos cuando corres y giras por el parque (a menos que sean árboles perennes, claro). Que no es que se note mucho de momento, pero en estas tierras belgas un día te acuestas en pleno verano y al siguiente ya tienes que volver a echar mano del abrigo y a encender la calefacción.
Ayer, camino de la cena, que no fue ninguna maravilla, me encontré con cientos de libros en medio de la calle... ya no sólo se caen al suelo las hojas de los árboles sino que hasta tomos y tomos de medicina se arrastran por las aceras. La imagen era de lo más curiosa. Tarde noche, poca luz, paseo tranquilo para abrir el apetito (la cuerda enroscada sólo hasta la mitad de la peonza) y al doblar una esquina cientos de tomos encuadernados en cuero apilados en medio de la vía.
Ojeada rápida para descubrir un tomo de Revue Medicale de la Tuberculose de 1972, otro de American Review of Lung Disease y varios cientos más de títulos parecidos. La mente impresionable de la peonza se deja llevar y antes de que me dé cuenta estoy carraspeando y tosiendo un poco. Desde luego, ya es otoño.
21.9.05
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4 comentarios:
Diego activa la opcion de "Show word verification for comments" porque sino se te llenan de spam :)
Pero por qué estaban en la calle?
¿Qué paso?
¿O a quién?
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Eso fue lo mejor. Que estuvieran en la calle y no saber lo ocurrido... Ya dije, el otoño
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