Buenas. Por razones que no vienen al caso estoy compuesto y sin cámara digital, así que voy a tener que esperar hasta el miércoles para poder colgar las fotos que saqué el sábado de la aldea gala situada en plena Grand Place de Bruselas... se siente. Eso sí, las que giran hoy dentro de mí son las palabras para describir el ambiente que en esa seudoaldea se vivía, así que ahí van.
Y es que están locos estos belgas. Locos porque tenían la posibilidad de hacer algo realmente impresionante con lo de la aldea y al final aquello tenía pinta de obra de teatro de fin de curso de los alumnos de segundo de magisterio. En fin, vamos por partes.
Lo primero que veías al llegar a la Grand Place era una empalizada no demasiado grande ni alta que servía como primer indicio de que allí detrás debía de estar la aldea. Al lado de la empalizada (digna por su perfección de un expositor de Leroy Merlin, por cierto) estaba una réplica de uno de los menhires de Obélix. Suena un poco triste, pero es de lo que más me gustó. Allí estaba el menhir, solitario, dando testimonio de la fuerza del galo y del poder de la poción mágica.
Un poco más allá estaba la entrada al pueblo galo, y, según pasabas las puertas del recinto, lo primero que veías era un bar a mano izquierda en el que se congregaban buena parte de los padres que habían decidido llevar allí a sus hijos a pasar la tarde. A la derecha estaba una casa típica gala (es un decir) con una familia (también típica gala) sentada en el césped y haciendo una especie de cocido unos mientras otros tocaban el arpa. Ya sabéis, la famosa tradición gala de tocar el arpa mientras se cocina (por cierto, eché de menos el árbol y la mordaza... por aquello de colgar a la arpista al lado de Asurancetúrix).
Algo más adelante estaba otra casa (a la que no te dejaban entrar) y dos torres de guardia (que como todo el mundo sabe están mejor en el centro del pueblo que en ningún otro sitio) en las que estaban apostadas varias cámaras de televisión. Y ya está.
Bueno, no, había cuatro o cinco juegos chorras y para de contar. Uno de ellos, el más popular, consistía en tratar de conseguir que un saco lleno de arena se elevase lo más posible y pasase por encima de una especie de listones... en el rato que pasé allí no hubo ni una persona que consiguiese pasar por encima de ningún listón, y sí tres o cuatro que recibieron un bonito sacazo en la cabeza. Igual a eso se refieren los galos cuando dicen que tienen miedo de que se les caiga el cielo encima...
Claro que lo peor estaba por llegar. Y lo peor fueron los gigantes y cabezudos de Astérix y de Obélix. Sólo había dos figuras, una, la de Obélix, muy bien hecha, y otra, la de Astérix, que era de vergüenza ajena. Parecía un proyecto de fin de curso de alumnos de octavo de EGB (o segundo de ESO o lo que sea). A ver si salieron bien las fotos y el miércoles podéis juzgar por vosotros mismos.
Sé que se hizo la queimada (en teoría la poción mágica de druidas del otro lado de los Pirineos... qué razón tienen), que tenía buena pinta y que había colas larguísimas para que te sirvieran un poco, aunque yo no conseguí probarla. Se habrán dado cuenta de que me caí en la marmita cuando era pequeño...
26.9.05
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5 comentarios:
Acabo de ver una foto del manenken pis o como se diga disfrzado de Obelix, que escojone
El miércoles más... eso sí, sigo defendiendo que tenían que haberlo disfrazado de Idefix...
Hola. Soy el de Xastriño cómics y por supuesto que puedes incluir directamente el enlace. Es más, avisame cuando cuelges las fotos que te lo anuncio en un post. Venga, un saludo. X.
Bueno, bueno. Así que no hubo queimada para ti, que vergüenza. Menos mal que a nosotros nos amamantaron con ella, jeje (obviamente con biberón)
Hola, Diego:
Ya veo que te sumas a lo de los blogs. Bien, bien, ya nos iremos leyendo. Es un buen sistema para ir viendo qué hacen, lee, opinan diversos amiguetes.
Lo de la cámara digital, ¿no la habrás vuelto a perder, verdad?
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