Película de Jennifer, de Wrightson y Jones

A veces parece que los elementos o las estrellas confluyan de una manera determinada y, de repente, por las buenas, oyes a tres o cuatro personas distintas hablarte del mismo tema en el plazo de un par de días. Como si algo o alguien decidiese que es el momento idóneo para que se den una serie de coincidencias y vuelvas a pensar en algo que hacía tiempo que no te venía a la cabeza. En este caso se trata de Jennifer, la mejor historia corta que recuerdo haber leído en la vida (y no soy yo muy amigo de hacer afirmaciones así de categóricas). Ocho páginas magistrales obra de Bruce Jones y Berni Wrightson que me hicieron pasar noches de auténtico pánico de niño y que ahora recuerdo casi con nostalgia. Ocho páginas en las que suscitar miedo de verdad, y al mismo tiempo otra emoción distinta... un hormigueo en el estómago, sudor en las manos, atracción y repulsión al mismo tiempo. Ocho sencillas páginas que resumen todo lo que una buena historia puede suscitar.

Hacía demasiado tiempo que no pensaba en esa historia. Hace demasiado tiempo que no la leo (dudo de hecho que la tenga entre los miles de tebeos hacinados en las estanterías de casa), y aún así me basta con pensar en ella para recordar ese cosquilleo. Sentado en una cafetería de Alicante siento mariposas en el estómago y electricidad recorriéndome la punta de los dedos mientras escribo estas líneas.

La excusa para que venga hoy Jennifer a La Peonza es sencilla: en el festival de cine fantástico de Bruselas emitirán esta noche el mediometraje (una hora de duración) que realizó Darío Argento inspirándose en el relato. No he visto la película, pero me dice gente de cuyo criterio me fío que es una basura. Forma parte de un proyecto en el que encargaron a ocho o nueve reputados directores de terror que rodasen una historia... el proyecto se llamó Maestros del Terror o algo por el estilo y, por lo que tengo entendido, los resultados son bastante desiguales. Me da igual. Nada podría hacerle justicia a esa historia, al terror que sientes cuando descubren a la niña en el bosque, a punto de perder la vida. Esos ojos... aún me persiguen en sueños esos ojos...