7.7.06

Semana Negra

El Tren Negro llega, resoplando, arrastrándose en los últimos metros, a la estación de Gijón. Una marea humana lo espera y acoge con los brazos abiertos. Algunos veteranos se dirigen rápidamente a los andenes, ansiosos por saludar a amigos y conocidos, a los sospechosos habituales, mientras la banda de música empieza a tocar. Las notas y las personas se funden en abrazos, y es imposible diferenciar entre una y otra sinfonía. Saludos, gritos, sonrisas... reparto en autobuses, viajes a los hoteles y, sin saber cómo, llegada al recinto, a tiempo para la inauguración.

Paco I. Taibo II desvela la sorpresa inicial de cada edición de la Semana... un año, trapecistas, otro un domador de serpientes, el siguiente... ¿quién sabe? Los puestos van cobrando vida. Los vendedores de mil productos (desde pulseras hasta bocadillos, pasando por libros y cervezas) empiezan a recibir a los primeros clientes. La marea humana sube, y ya no bajará hasta dentro de diez días.

Las oficinas de ese templo que es el Molinón se convierten en el centro neurálgico de un monstruo de cien cabezas. A lo largo de los próximos diez días albergarán carreras, gritos, peleas, risas, arengas, tonterías, comida, llamadas... y trabajo. Mucho trabajo. Un máster en improvisación y resolución de problemas, muy a menudo con una sonrisa en la boca.

Conciertos, recitales, lecturas, charlas, paseos, churros, copas, atracciones de feria, noria, peluches ganados con el sudor de la frente, exposiciones, carpas. Amigos y conocidos, viejos y nuevos. Libros, muchos libros. Setos, Mandrakes, Paloma, Susanita, Paraja o Paco Pino (por citar algunos de los centenares de nombres). Campeonatos de futbolín, disertaciones magistrales. A Quemarropa. Sesiones de firmas. Concurso gastronómico. Rufo. Estatuas gigantescas y no tanto. El póster. Polémicas en la prensa. Momentos muy duros y también muy alegres. El trenecito.

Muy pocas horas de sueño... no es necesario dormir esos días. La adrenalina te mantiene (o eso nos gusta creer). Dos manos, en una un bocadillo, en la otra un libro. Compatibles. No (nunca) excluyentes. Camisetas. Libros y murales creados ex-profeso. Meteduras de pata y grandes momentos. Una vida entera en el plazo de diez días.

Una experiencia inolvidable y adictiva. Brillo en los ojos al recordarla. Ganas de echar una mano en lo que se pueda, sentimiento de hacer algo útil. De que el trabajo da resultados concretos. Algo de lo que merece la pena formar parte. Un regalo agotador y en el que, a pesar de todo, te lo pasas bien incluso haciendo de segurata tras una lectura de poemas con nocturnidad y alevosía.

Por segundo año consecutivo voy a tener que perdérmela. Menos mal que, una vez la conoces, nunca estás del todo lejos de la Semana Negra...

7 comentarios:

chuslebra dijo...

Pues yo me lo paso pipa en la semana negra.
¿Será que soy un chabacano y un caradura?
El señor SiriusZ que se vaya al teatro a ver una performance o alguna mariconada parecida que seguro será más de su agrado.

chuslebra dijo...

Oye Diego, riñe a tu novia que al parecer se dedica a leer el blog de tu subconsciente siniestro. ¡Traidora!
(Bueno, vale, yo también lo leo, pero no me acuesto contigo, jejeje).

Diego dijo...

Don Jesús

De todo hay en la viña del señor, que dicen... claro que también dicen que a palabras necias...

Chuslebra

Hombre, algo caradura sí que eres, la verdad... pero simpático. Y yo no soy quien para reñir a nadie...

Anónimo dijo...

No había leído este otro post.

Olvidemos la sidra y concentrémonos en la Estrella de Galicia.

fcnaranjo dijo...

Tampoco me puedo yo acercar este año, Diego. Y bien que lo siento.

¿Estarás en Avilés? Porque allí igual sí me podría escapar dos o tres días...

Diego dijo...

Editor Breve

Sidra olvidada, objetivo Estrella fijado... se calcula se llegará a él hacia mediados de agosto :)

Mr. Naranjo

Espero estar en Avilés, sí. Ojalá nos veamos allí, que me apetece una charla cara a cara y con algo de beber de por medio. Saludos

fcnaranjo dijo...

Es una cita, entonces.

:)

A ver si todo sale bien...