Un paseo vespertino por la fría Bruselas en una tarde de diciembre. Los pasos sin rumbo, el paseo sin objetivo... la entrada de la estación central de la capital de Europa. Cientos de paseantes. Miles de personas atareadas (o no), camino de sus quehaceres. Dos chicas jóvenes tocando la guitarra en la puerta, pidiendo dinero para irse (literalmente) 'a cualquier otro sitio'... algo me llama la atención en el cartel publicitario. A pesar del frío noto como me sube una oleada de calor por dentro
Gijón sí es otro mundo. Es el mundo de la Semana Negra, de Mareo, de Cimadevilla, del elogio del horizonte en una madrugada de domingo de julio, de barco pirata varado en medio de una ladera. Gijón son amigos y compinches, libro y bocadillo, feria y carpas/librería abiertas hasta la madrugada. Gijón no es mi ciudad, aunque quizás en cierta forma y un poco sí que lo sea. Es una sorpresa agradable donde menos te lo esperas. Un reducto, una quimera.
12.12.05
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3 comentarios:
Bonito texto.
Y la verdad, si no viviera en Palma me iría a vivir a Gijón sin dudarlo.
Aún viviendo donde vivo (que no estoy seguro a estas alturas de la película, la verdad) a veces me planteo irme a vivir yo a Gijón y todo...
Si, muy bonito post.
En cualquier caso ya sabes que Gijón es, en cierto modo, la ciudad de todos los que pasan por ella en algún momento. Y eso te incluye.
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