6.12.05

A dónde vas, San Nicolás


Aunque no lo parezca por la de tiempo que hace que no los menciono, uno de los temas de cabecera de esta bitácora son los viajes. Viajes en tanto que aproximaciones a otras culturas, en tanto que experiencias vitales, en tanto que una de mis más frecuentes actividades. Viajes en tanto que viajes, vaya.

Y uno de los principales elementos de los viajes es el contacto con otras culturas y tradiciones (y da igual que el viaje sea al pueblo de al lado o a la Conchinchina). Desde que llegué a Bruselas hay una tradición belga (o eso creía yo) que me llama bastante la atención, y es la llegada cada 6 de diciembre (santa constitución en españa, como todo el mundo sabe) de San Nicolás.

Resulta que el bueno de Nico (lleva muerto desde el año 310 D.C., así que no creo que se vaya a molestar si le llamo Nico) fue el obispo de Myra, una ciudad en Asia Menor, es el santo patrón de los niños y escolares y se murió el 6 de diciembre, de ahí que hoy sea su fiesta. Además de todo eso, y conforme a una tradición que pervivió hasta la reforma protestante del siglo XVI, hacía una lista con los niños buenos y les llevaba regalos y otra con los niños malos y no les llevaba nada.

Me diréis que si la tradición pervivió hasta el siglo XVI como es posible que aún hoy la conozcamos y os respondo que esto es como los tebeos de Astérix: ¿toda la Galia ocupada? No, un pueblo resiste al invasor. ¿Una tradición totalmente desaparecida? No, la minoría católica de Holanda mantuvo la tradición. Y no sólo eso, sino que se la llevaron con ellos en el siglo XVII cuando fundaron Nueva Amsterdam en costas norteamericanas.

Nueva Amsterdam acabó convirtiéndose en Nueva York, y Sinter Klaas (Nicolás en Holandés) acabó transformado en Santa Claus... y aunque su fiesta siguió celebrándose el seis de diciembre, hubo una renegociación del convenio con los elfos y el reparto de juguetes y regalos pasó a ser el 24 de diciembre. Que ya me diréis vosotros, menudo delegado sindical tenían los elfos para hacer que hubiese que trabajar en Nochebuena, pero en fin...

Total, que la población neerlandófona de Bélgica acabó trasladando esa tradición a sus compatriotas francófonos y por eso en este país todavía es frecuente ver el 6 de diciembre (hoy, vamos) a montones de niños felices con chocolatinas y regalos berreando por las calles a pesar del frío. Y no sólo en Bélgica, sino en buena parte de los países escandinavos y algunas zonas de Francia y Alemania se mantiene esta tradición. Ah, y lo de que vaya de rojo y tal es culpa de Coca-Cola, que lo sepáis. Adoptaron a Santa Claus como reclamo publicitario en una campaña de Navidad de los años veinte y decidieron vestirlo de rojo y blanco por ser los colores de la marca. Y el resto, es historia.

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