Ayer, en una tarde más propia del otoño que de pleno mes de julio, pude acercarme a ver en el cine el preestreno de la película de los Transformers. Vaya por delante que a mí me pillaron un poco mayor los robots transformables. Bueno, igual no tan mayor, pero aunque me gustaba la serie de dibujos animados y llegué a comprarme unos cuantos de los cómics, no fue nunca una colección que estuviese entre mis favoritas. Gustarme sí, pero apasionarme...
Y cuando entré en la sala me esperaba simplemente una película de las de palomitas. A sentarse, a ver efectos especiales del copón y a disfrutar. Nada más y nada menos. Y eso es exactamente lo que me encontré.
El argumento, por llamarle algo, hace aguas por todas partes. Pero creo que casi nadie va a ver una película de estas características por su argumento. La historia, a fin de cuentas, no deja de ser una acumulación de excusas hasta llegar a lo que todo el mundo (o casi) espera: los piños entre los Autobots y los Decepticons. Pero vamos por partes...
Michael Bay, el director y padre de cosas como Pearl Harbour o Armaggedon (aunque también de La Roca o La Isla, por aquello de ser justos), parece tener algún tipo de obsesión con el ejército porque aparece en prácticamente todas sus películas venga a cuento o no. Y siempre con el mismo tipo de personajes. Así que durante toda la película me quedé con la sensación de que aquello me sonaba a ya visto, no sólo por los diálogos predecibles sino también por el tipo de protagonistas y de situaciones.
Y lo bueno de la película, que también lo tiene, se hace esperar. Durante los primeros minutos vemos a Shia LeBeouf omnipresente en pantalla. Y ni fu ni fa. Vale, bien, sin más. Las primeras apariciones de los transformers tampoco son para echar cohetes (planos lejanos, cortos, casi sin poder verlos en forma de robot) pero a partir de la aparición del personaje de John Turturro las cosas cambian, y bastante.
Se acelera el ritmo, las lagunas del argumento se convierten casi en océanos y, que es a lo que íbamos, se ven, por fin, los transformers en todo su esplendor. Tiros, transformaciones, carreras, peleas, explosiones... de todo, vamos. Y bien hecho.
Y eso es (casi todo). Una historia de las que da risa (menos cuando busca los interludios cómicos, que dan más bien vergüenza ajena), un buen rato de espera hasta poder ver lo que se espera de esta película, subtramas supérfluas e inútiles (la de Jon Voigt, por ejemplo), efectos especiales muy bien hechos en ocasiones (esas transformaciones en marcha) una sensación de que se van a forrar este verano con las entradas, juguetes, merchandising y demás... ah, y una cosilla más que hace que merezca la pena ver la peli (por lo menos para el público masculino). Algo que se resume en cuatro sílabas... Me-Gan-Fox... Ñam.
5.7.07
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3 comentarios:
...cierto...
Y John Turturro lo borda, una vez mas.
Pero yo me quedé con las ganas...
¿Y el amigo mono del prota?
¿Y el novio cachitas de la chica?
¿Qué fue de ellos? La incertidumbre no me deja dormir... ni cagar duro...
Y aparte ¿has visto ya los transformers pajeros..?
nonsense
Argh. Acabas de generarme unas dudas que a partir de ahora me impedirán dormir a mí tampoco (lo de cagar... casi que lo dejamos)
sara
No, pero suenan... ¿peculiares?
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