21.8.06

Viñetas desde o Atlántico (1) El día antes

Parece que últimamente las crónicas de los Salones del Cómic a los que acudo tienen lugar varios días después de que acaben. Inconvenientes de no tener demasiado tiempo libre, pero bueno. Tampoco está de más tener unos días para ir digiriendo lo vivido y recordarlo.

Y este año hay mucho que recordar en Viñetas. La novena edición del festival recuperó parte del impulso que según algunos había perdido. La variedad de invitados permitió ver paseando por las calles de A Coruña a autores clásicos de superhéroes o a los mayores exponentes de la historieta autobiográfica (incluyendo la acepción que defendió Manu Larcenet en su charla... pero eso queda para dentro de unos cuantos días).

La inauguración oficial tuvo lugar el lunes pasado, día 14, por la tarde, pero la mayoría de los colaboradores estábamos allí ya desde el domingo 13... en mi caso desde la hora del café, compartido ya con Carlos Portela y su familia, con Melo, Roberto, Óscar... con los habituales, con buena parte del resto del equipo. La maquinaria se fue poniendo en marcha. Reparto de traducciones (ruedas de prensa y charlas), consulta de horarios de llegada y de salida de los invitados, dudas de última hora. Anticipar todo lo anticipable, vamos. Y, además, ponernos unos a otros al día de nuestras respectivas vidas.

Una de las ventajas de ser prácticamente los mismos cada año (este año con una cara nueva, Elena, encargada también de echar una mano a la hora de traducir) es que cada uno sabe ya qué es lo que tiene que hacer. Pero nunca está de más repasarlo y empezar a poner las cosas en movimiento.

Por la tarde fueron llegando ya varios invitados. Y van surgiendo inconvenientes. Que si los Timm llegan con retraso por culpa de las amenazas terroristas y el desvío de su vuelo, que si se pierde una maleta, que si vamos presentándonos a los autores, viendo si tienen, por ejemplo, alguna necesidad especial a la hora de comer (desde si hay algún vegetariano hasta si alguien necesita algo especial). Las primeras llamadas a los restaurantes para reservar mesa (no creáis que es nada fácil organizar las comidas para más de treinta personas y encima conseguir que haya variedad en los menús y restaurantes). El objetivo es que durante una semana un grupo de personas que no se suelen conocer entre sí se lo pase lo mejor posible, disfrute de lo que esta tierra tiene que ofrecer, conozca a los lectores de su obra en otros países y, llegado el final, se lleve el mejor recuerdo posible. Es una fiesta de las viñetas, una celebración en honor de una afición común que llena muchas horas de nuestra vida y, además, algo que siendo muy divertido nos tomamos muy en serio.

Viñetas es ya parte de la vida de A Coruña en verano. Señoras emperifolladas se acercan a ver las exposiciones (uno de los verdaderos platos fuertes del salón... este año, por ejemplo, con la exposición por vez primera en el mundo de los originales de Larcenet... incluyendo un álbum entero de los Combates Cotidianos), a rebuscar entre las casetas, a que las vean. Viñetas es un acto social, el sitio en el que mucha gente quiere dejarse ver, la aceptación por la sociedad coruñesa de que existe un grupo de gente a la que le corre tinta por las venas, que los tebeos no tienen por qué ser solo para niños. Es algo que está de moda. Cierto, mucha de esa gente no leerá ni una sola página de entre las miles que se le ofrecen, pero muchos otros sí. Y se acepta la presencia de la historieta como algo normal, no como un ghetto de bichos raros.

Claro que todo eso estaba todavía en ciernes. El domingo por la tarde aún no podíamos estar seguros de que ese sería el resultado. Quedaba la espera hasta el día siguiente. Quedaba ver a alguna gente afanándose ya por empezar a montar sus puestos, hablar con conocidos y amigos venidos de los cuatro puntos de la Península, y esperar que el esfuerzo llevado a cabo (sobre todo el de Miguelanxo Prado, Carlos Portela, Melo, Perico y Jaime -del Kiosco Alfonso- o Moncho, por citar solo a unos cuantos) diese fruto. Ah, y empezar a aportar todos un granito de arena en la medida de lo posible.

2 comentarios:

David Lafuente dijo...

Que pena no haber podido ir este año, del que viene no pasa. Un saludo, Diego.

Diego dijo...

Pues no es mala idea, David, no es mala idea. Sobre todo teniendo en cuenta que el año que viene será la X edición