No suelo hacer algo así. No me gusta demasiado hablar de una serie de televisión antes de que haya terminado por lo menos la primera temporada, pero hoy va a ser una excepción. Y es que la serie lo merece: Studio 60, de Aaron Sorkin.
Hasta el momento no he visto más que 11 capítulos, pero ya estoy totalmente enganchado al nuevo proyecto del padre del Ala Oeste de la Casa Blanca. Pero muy enganchado, de verdad.
La serie tiene los movimientos de cámara marca de la casa; esos paseos por los pasillos, acompañando a los personajes, que imprimen casi tanta velocidad a sus movimientos como la que de por sí tienen sus réplicas y contrarréplicas. Y esa es otra de las constantes de la obra de Sorkin: diálogos ágiles (quizás en ocasiones un poco… ensayados), divertidos, poco creíbles quizás, pero qué más da con lo bien que te lo pasas. La posible falta de credibilidad parece consciente, como en las comedias norteamericanas de los años 30, con fuego cruzado dialéctico, metralletas de sílabas que no dan casi tiempo al espectador a asimilar lo que se le cuenta.
Si a esas dos características claras del estilo de Sorkin añadimos un reparto excelente, la animación está garantizada. Encabezan el elenco Bradley Whitford y Matthew Perry, y si alguien esperaba encontrarse con unos sosias de Josh Lyman y Chandler Bing, se va a llevar un buen chasco. Ya desde su primera secuencia queda claro que los personajes son totalmente distintos a lo que algunos podían haberse esperado, aunque están concebidos con la solidez y cuidado habituales en Sorkin. Y los personajes femeninos son de chapeau, desde Jordan McDeere (Amanda Peet) a Harriet Hayes (Sarah Paulson) pasando por Lucy Kenwright (Lucy Davies).
Además de Sorkin, por cierto, están algunos de los 'sospechosos habituales' que colaboran con él ya desde los tiempos del Ala Oeste (o incluso antes), como Thomas Schlamme y W.G. Walden (autor de una excelente banda sonora, por cierto). Vamos, que lo tiene prácticamente todo. Los guiones son un ejemplo perfecto de ritmo y narración, con momentos en los que realmente acabas metido en la acción casi sin darte cuenta, con otros en los que, como en las buenas comedias, esperas a que llegue el chiste y, aún sabiendo que viene de camino, aunque no te pille por sorpresa, te ríes igual.
Hay cameos y apariciones especiales de las dignas de mención: Elli Wallach, John Goodman, Ed Asner (o sea, Lou Grant... en la tele). Tramas unitarias y de las que se desarrollan a lo largo de varios capítulos. Referencias frecuentes a la industria del ocio norteamericana... tantas como para convertir la serie casi en un tratado sobre este sector en los U.S.A.
Si os gusta el mundo de la tele (a mí me encanta, desde luego) y de los medios de comunicación, si os gusta el humor clásico de las grandes comedias norteamericanas de los 30 y los 40, si os gustan las historias bien contadas, os gustará Studio 60. Es una serie a la que han tildado de arrogante y elitista... y puede ser. Pero es divertida, está bien escrita, tiene personajes cojonudos, actores que lo bordan. No puedo recomendárosla lo suficiente. Lo único que espero es que dejen que haya una segunda temporada...
23.1.07
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2 comentarios:
Vaya... en vez de Mattehw Perry entendí Luke Perry. ¡Eso si hubiese sido genial!
Jorge
¿Genial? Brrrr... me da escalofríos sólo de pensar en Dylan recorriendo los pasillos del Studio 60...
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