Jornadas de Avilés (4) Jueves

Aunque al principio quizás no tuviesen muy claro qué estaban financiando, es innegable que con el paso de los años los políticos avilesinos han ido viendo el tirón que tienen las Jornadas. Para celebrarlo, cada año hay una recepción oficial en el Ayuntamiento en la que se intercambian discursos y regalos y que sirve, en cierta forma, para garantizar la continuidad de cara a futuras ediciones. En la foto tenemos, a la izquierda de todo, a Luis, el concejal de juventud y auténtico pilar y apoyo de las Jornadas en la casa consistorial (se sumó a más de una y de dos de las cenas, vino a charlas, preguntó... un ejemplo de compromiso y saber hacer), Ángel de la Calle (ni presentación necesita... sin él las Jornadas no exisitirían), el alcalde y vuestro seguro traductor.



Y, después de los discursos, la foto de familia. Si estuvisteis en Avilés este año, seguro que visteis alguna similar en los periódicos del día siguiente.



Una de las novedades de este año fue el tremendísimo bochorno que impregnó Avilés durante esos días. No se paraba en todo el día, la ropa se te pegaba al cuerpo y el sol picaba que daba gusto. Ni siquiera las cuatro gotas que cayeron un par de veces sirvieron para aligerar el ambiente. Y, a grandes males, grandes remedios. Y si no que se lo digan a Dean Ormston y sus soluciones para protegerse del sol....



Lo que tenéis aquí abajo es un ejemplo de lo que yo llamo 'la mesa de mis niños'. Casi todos los no castellano parlantes a la espera de que se les traduzca el menú. La que está frente a Alan Davis es Heather, su mujer. Al lado de Heather, Fiona, la novia de Ormston, y al lado de Fiona está Charlie Adlard, el dibujante de Los Muertos Vivientes. Detrás de Adlard, Mark Buckingham, y a su lado Phil Jimenez. Del otro lado de la mesa, Eddie Berganza, Andy Lanning...



Sin desmerecer a cualquiera de los invitados, he aquí otra visión que no me hubiese importado tener delante cada día. Lo digo por las perlas, que conste, que siempre me han gustado mucho... lástima de ese brazo que, en el último momento, me impidió fotografiarlas con toda nitidez. Las perlas, digo.



Y para acabar por hoy una foto que me gusta mucho. Arthur Suydam y su mujer, Nicole, en una bonita pose.