14.3.06

Los Oscar desde dentro (segunda parte)

El domingo amaneció soleado y ventoso en Madrid, y pasó rápido, casi como cualquier otro domingo, aunque éste iba a ser un poco especial. A eso de las nueve y cuarto de la noche me recogió María y nos dirigimos los dos hacia Tres Cantos (por cierto, la M30 parece una auténtica trampa para conductores, la verdad). Estábamos convocados para las 22, y llegamos un poco antes.

A las diez en punto, una vez llegados los seis intérpretes, nos llevaron de vuelta al estudio 4. Nuevas pruebas, rápidas, de sonido, y repaso a la última versión del guión. Por supuesto no había ni una sola línea de lo que iba a decir Jon Stewart, el presentador, aunque sí algunos de los discursos de presentación (o el de agradecimiento de Robert Altman). A pesar de que los seis éramos conscientes de que a la hora de la verdad casi nadie hace caso a lo que envían por escrito, nos pusimos a traducir parte del texto. Por si acaso.

En teoría el guión que envían tiene algunas de las intervenciones. Los discursos más formales, por ejemplo (como el de presentación del video de los fallecidos durante el año, o el del Presidente de la Academia, o el del Óscar a toda una carrera) son un clásico de los guiones. Igual que el que a la hora de la verdad casi nadie los respete. El ejercicio de traducirlos, de todas formas, va bastante bien. Te permite hacerte una idea del tipo de vocabulario que van a utilizar (por ejemplo el croma en el caso de Ben Stiller) y supone como un calentamiento antes del partido. Te puedes hacer de antemano una idea del tipo de discurso que va a ser (de humor, conmovedor, sobrio...) y prepararte mentalmente.



Este año por primera vez tratamos de recurrir a las nuevas tecnologías, aunque sin demasiado éxito. Un par de portátiles sobre la mesa tenían que servirnos para obtener información en caso de necesidad, pero lo cierto es que casi no recurrimos a ellos. No hay tiempo mientras estás en directo (aunque sí pudimos obtener de antemano el título de un par de películas de la extensa filmografía de Altman, por ejemplo).

Poco a poco se acercaba la hora de empezar a trabajar, y aumentaban (por lo menos en mi caso) los nervios. Este año se escogió el equipo conforme a un casting, como os decía, y a mí me seleccionaron por videos de años anteriores, no por una prueba en directo. Así que estaba nervioso, la verdad. En este tipo de situaciones la confianza es crucial, y el conocerse de antemano también ayuda.

Aitor había traído cinco hojas con los nombres de los productores de todas las películas, y Fernando otras dos con los títulos en castellano (aquellos que estaban traducidas, claro) de las nominadas en todas las categorías. Un nuevo repaso para no meter la pata y empezamos el reparto de voces.

El tiempo es un factor clave en estas situaciones: cuanto antes acabes de interpretar lo que está diciendo el orador, antes podrás pasarle el micro al compañero y antes podrá ponerse éste a trabajar. Por eso hay que tener muy claro quién hace qué en todo momento. Y por eso precisamente siempre se produce algún error.

El caso es que decidimos repartirnos la entrega y recogida de cada uno de los premios de manera más o menos equitativa y asignando una voz masculina si el presentador era varón y una femenina si era mujer (con respecto a los premiados es más difícil -menos en el caso de mejor actor/actriz, claro- saber si van a ser varones o mujeres los ganadores de, pongamos por caso, el Óscar al mejor documental). Y nos preparamos para la tortura que supone la alfombra roja.


El paseíllo de las estrellas antes de entrar al Kodak Theatre es uno de los peores momentos de la ceremonia por varios motivos. En primer lugar, los entrevistadores no necesitan respirar, porque si no no entiendo cómo puede hablar alguien tan rápido y condensando tanta información. En segundo lugar, hay que llevar muy controlado el nombre de una cantidad enorme de diseñadores porque a todos y a todas les preguntan por el responsable de los modelitos (Christina se curró una lista bastante exhaustiva este año que nos sacó de más de un atolladero). Y en tercer lugar porque los entrevistados responden en muchos casos lo primero que se les pasa por la cabeza: desde los tópicos más habituales ('Es un honor estar aquí' 'Gane o pierda lo importante es estar nominado''No, no, no he preparado un discurso de agradecimiento por si acaso'... en fin, que sólo les falta el socorrido 'En el fútbol no hay enemigo pequeño, somos once contra once') hasta las desbarradas más absolutas (como Jamie Foxx hablando de cómo juega a los bolos). La alfombra roja es agotadora y suele poner a prueba la velocidad del intérprete.

Y para poder tomarnos un respiro, justo después de la alfombra llega el video del presentador. Con rodas las sorpresas que eso puede implicar. Este año Fernando era el encargado de ser Jon Stewart, pero durante la presentación empezaron a surgir de repente 'presentadores secundarios', y nos fue tocando a todos lanzarnos al ruedo. Y cuando no te toca intervenir estás con los cinco sentidos en lo que está diciendo el presentador por si acaso el colega necesita que le eches una mano (desde apuntar un chiste que se le pueda haber escapado hasta asegurarle con gestos y en total silencio que ha entendido bien el juego de palabras o el título de la película en cuestión).

Personalmente seguía sintiendo muchos nervios. Suele pasar hasta que te sale una intervención casi redonda y ganas confianza. Aunque las dudas no se pueden notar en ningún momento. En mi caso el punto de inflexión este año fue el discurso de George Clooney al recoger el Óscar al mejor actor de reparto. Hizo varias referencias que pude entender e incluir en la traducción. Y a partir de ahí se acabaron los nervios. O por lo menos disminuyeron.

Luego me tocaron Russell Crowe, Ben Stiller, Owen Wilson, Eric Bana o Dustin Hoffman entre otros. Por cierto, que Hoffman tenía un discurso escrito en el que incluía un refrán -a los que tengo pánico porque muchas veces es complicadísimo encontrar la traducción adecuada a tiempo- y no respetó casi ni una línea del texto. Lo improvisó todo allí arriba... y eso es lo peor. Tienes un discurso que crees que no te va a dar problemas, el orador usa la primera frase, te confías y de repente ves que las cosas no van por donde te esperabas... eso es la definición de pánico.

El resto de la noche pasa en un suspiro. Aprovechas las actuaciones musicales para ir al baño (por ejemplo cuando salió Cher con una peluca rubia diciendo que era Dolly Parton... porque me niego a creer que semejante adefesio neumático era la Dolly Parton de verdad) o comer o beber algo. Te muerdes la lengua para no reírte con algún chiste que te hace gracia. Garabateas recados para los compañeros. Te agobias buscando el nombre del productor de la peli ganadora y no lo encuentras. Y de repente se acaba todo. Llegan los técnicos del Plus y cual hacendosas hormiguitas recogen todo el equipo en cuestión casi de segundos. Desaparecen mesas, micros, sillas... y ya poco nos faltaba a los del equipo de intérpretes para desvanecernos también. El subidón de adrenalina todavía dura, pero ya empieza a notarse que llega el cansancio...


Aunque nos quedan las fuerzas suficientes para despedirnos de ÓScar, el técnicod e sonido que nos acompañó durante toda la ceremonia, y para sacarnos una foto delante del croma enorme que teníamos en el plató (justo detrás de los monitores), haciendo el idiota, como corresponde, con la esperanza de que algún mago de los efectos especiales lo retoque y nos haga parecer medianamente serios...


Luego, viaje de vuelta al centro, de allí en el bus 204 hasta mi querida y nunca bien ponderada T4 y a esperar el vuelo de las 12:20 de vuelta a Bruselas y a la realidad. Hasta el año que viene (espero) Oscars.

6 comentarios:

zeke dijo...

Creo que es la primera vez en mi vida que me da pena no haber visto la ceremonia.
Geniales los posts.

Jaume Vaquer dijo...

Muy entretenidos estos posts. Y lo de las fotos ayuda a hacerte una idea de cómo funciona todo.

Diego dijo...

A todos... vaya, no me esperaba esta acogida. Gracias, me alegro de que os haya gustado... y lo de escuchar mi voz, en fin, que me alegro de daros sorpresas de vez en cuando ;)

Diego dijo...

Ahora a buscar las fotos de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, jejeje....

Anónimo dijo...

Usted estuvo impecable.

Los demás apenas cumplieron; alguno/a daba vergüenza.

(Es digno de los del Plus lo de seleccionar por las voces...).
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Diego dijo...

Don Jesús

Gracias. Se hace lo mejor que se sabe y puede, y sienta muy bien que a alguien le guste el trabajo que uno hace. Y si es usted, aún mejor.